viernes, 12 de junio de 2015

Terapia Real - Cotidianidad 10

Ella enumeraba toda una larga y vergonzosa lista de defectos físicos mientras el marido permanecía completamente callado y solo el brillo de la humedad en sus preciosos ojos verdes daba fe de su pesadumbre.
Frente a la infeliz pareja, la especialista tomaba notas diligentemente al tiempo que asentía como muestra de circunspección, esperando a que terminara tan desagradable soflama.
– ¿Y bien? ¿Puede hacer algo para ayudarle? –preguntó finalmente la esposa.
– Desgraciadamente no puedo hacer nada, querida –respondió la especialista totalmente afligida.
– ¡Esto es totalmente inadmisible! –chilló reprendiéndola con la severidad que solo otorga el hábito–. No dude que pronto tendrá noticias de mi padre –Apostilló amenazante.
Se levantó como un resorte y empezó a dirigirse hacia la salida.
– Lo lamento profundamente –dijo la especialista levantándose a su vez–. Pero la efectividad del conjuro radicaba en la pasión del beso –Y volviéndose hacia el infortunado engendro que seguía encogido en su butaca–. Es evidente que en este caso fue muy baja.
– ¡Croá! –gruñó el príncipe por toda confirmación de los hechos.

Y saltando, se dispuso a seguir los pasos de su princesa y dejar para siempre la consulta del Hada Madrina.

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